JOSE ALFREDO JIMENEZ (CONTINUACION).
Amigos, buenas tardes, como siempre los saludos y buenos deseos desde el Altiplano Potosino, seguimos con estas colaboraciones sobre “Historia de la Música Popular Mexicana”, continuamos con la obra del inolvidable compositor de Dolores Hidalgo, Gto., José Alfredo Jiménez, esperando les sea de suma utilidad a quienes les gusta este bonito arte de la música:
El atormentado compositor, ganador de cuatro Discos de Oro, cuyos temas representaban la seguridad de la fama para cientos de intérpretes de ranchero, significó más que una moda. Las razones a la persistencia de sus canciones podrían colocarse más allá de la buena factura de la mayoría de ellas. ¿Expresó sin saberlo y con una sensibilidad naive el arrastrado y atormentado sentimentalismo de los mexicanos?. ¿elevó a máxima cancionera los pequeños vicios de sus compatriotas?. ¿Representó exitosamente un gusto estético, una escala de valores y una sensibilidad que discurrían subterráneamente aun a despecho de Raphaeles, rocanroleros y Beatles?.
A la sombra de su fama inconmovible, surgieron o se afirmaron en el mercado toda una serie de intérpretes especializados: Andrés Huesca (quien grabó sus primeros discos), Flor Silvestre, Miguel Aceves Mejía, Las Hermanas Huerta, Lucha Villa, Lola Beltrán, María de Lourdes, Alicia Juárez y tantos otros.
Algunas de las canciones de José Alfredo están destinadas a permanecer indefinidamente en el repertorio de los viejos y nuevos intérpretes: Yo, Ella, Un mundo raro, Te solté la rienda, Amanecí en tus brazos y su última canción, El rey, podrían considerarse como verdaderas clásicas.
Aun lado del compositor señero de la canción ranchera, continuaron su labor una gran cantidad de compositores que también escribieron canciones significativas. Destacando a los más importantes habrá que señalar a Cuco Sánchez quien en 1957 estrenó La cama de piedra años después de su popularísima Fallaste corazón, que dio lugar a la filmación de una telenovela, y en 1964 fue responsable de otro gran éxito: Anillo de compromiso. Su estilo de canción preferido por el mexicano ardido, por el mexicano en las últimas, es sobrio, dramático, lento y nada agitado “aunque de fondo violento”. Famoso también como intérprete, Cuco Sánchez define su propio estilo de ejecución como “sincero, que si bien no cuenta con mucha voz, tiene sentimiento y proyección espiritual”.
Tomás Méndez Sosa, después apoyado por su intérprete Lola Beltrán y quien ya se había señalado por Cucurrucucú Paloma, escribió más adelante algunos populares éxitos bravíos: Puñalada trapera (1955), Huapango torero (1956), Paloma negra (1956), Bala perdida (1959), El volado (1961) y Las rejas no matan (1963).
Sus canciones siguen interpretándose con frecuencia, ya que proporcionan momentos de luci9miento y efectos muy apreciados por los cancioneros del género. Amalia Mendoza “La Tariácuri”, Lucha Villa, Pedro Infante y Javier Solís, se cuentan entre sus intérpretes más estimados.
Compositores hubo que, dedicándose a todos los demás géneros de canciones, obtuvieron un éxito memorable con una sola ranchera, tal es el caso de José Angel Espinosa “Ferrusquilla”, con su Echame a mí la culpa.
La canción bravía de los años cincuenta encontró también una vertiente muy importante de compositores entre los cultivadores del corrido del nuevo cuño ranchero. Graciela Olmos con Siete Leguas y Víctor Cordero con infinidad de corridos siguieron muy activos en esa línea.
Compositores todavía emparentados con el antiguo son jalisciense o con la canción tradicional produjeron también interesantes obras que aportaron a la canción ranchera un hálito de legitimidad y de fina sensibilidad: Cielo rojo de Juan Záizar, Dos arbolitos y el arreglo de Gilberto Parra a ¿Qué te ha dado esa mujer?, son tres notable ejemplos de esta tendencia.
Amigos, por esta ocasión es todo, en nuestra próxima publicación si es que no tenemos antes la decisión final del H. Ayuntamiento de Matehuala sobre la ubicación definitiva del Lienzo Charro, les hablaremos sobre “EL ESTILO OPTIMISTA” y “EL BOLERO RANCHERO”.
Como siempre, mis deseos que el Supremo Caporal los llene de bendiciones y que cada día sea mejor. ¡HASTA ENTONCES!
TEXTO: PROFR. JOSE DEL CARMEN MORALES LEIJA. “EL NEGRO SANTO”. MATEHUALA, S.L.P.
FOTOGRAFIAS: DIVERSAS FUENTES.