Amigos, pues después de nuestra gira por tierras hidalguenses y del Estado de México a donde fuimos a colaborar con la celebración de un Seminario Estatal de Locutores Charros, invitados por el Coordinador Nacional el Ing. Apolonio Ibarra Reséndiz, nuevamente en estas tierras del Altiplano Potosino, seguimos con nuestras publicaciones sobre “LA HISTORIA DE LA MUSICA REGIONAL MEXICANA”, uno de los temas que expuse en el evento de referencia.
Para un servidor, fue algo de mucha trascendencia, primero porque Hidalgo es la tierra de mis antepasados, las raíces de mi familia están en la comunidad de Tlacolula, en el Municipio de Tianguistengo, Hgo., y pues siendo este estado la “Cuna de la Charrería” y el que me hayan invitado a disertar sobre “La Historia de la Charrería”, es un doble honor, gracias por la distinción así como por todas las atenciones recibidas en aquellos lugares.
La colaboración del día de hoy es la primera de dos partes sobre “EL BOLERO RANCHERO”, espero les sea de utilidad:
A principios de los años cincuenta, surgió el bolero ranchero. Ese género híbrido aportó un segundo aire a los dos estilos de donde provenía. El bolero, típico producto del romanticismo a la mexicana, había pasado su mejor época, que llevó el bolero hasta las antípodas y puso a los argentinos a componer al estilo mexicano, había llegado a su fin. Los miles de boleros adocenados que arrojaban las disqueras al consumo local, habían provocado una fatiga del género.
Lo mismo podría decirse del popular género ranchero citadino, cuyos temas, ideas musicales y manierismos venían repitiéndose hasta la saciedad. Este tratamiento contra la vejez y el cansancio, conocido como bolero ranchero, consistía fundamentalmente en un bolero común y corriente, con sus temas y estilo característicos, más con acompañamiento de mariachi, en ritmo de bolero.
Los responsables del nuevo híbrido, o cuando menos quienes se atribuyeron su creación, fueron el compositor Alberto Cervantes y el arreglista Rubén Fuentes. Parece ser que al proponer el sacrílego estilo, las disqueras y los mismos intérpretes se opusieron a emplear mariachis en los sentimentales boleros. Nadie creía que la extraña variante fuese a crear un auge y una moda que produciría muchas ganancias. Por lo tanto, el nuevo producto era visto con desconfianza. Al bolero ranchero le tocó el dudoso honor de ser el primer género creado para su explotación comercial y, como tal, fue manipulado. Los creadores del nuevo producto, Cervantes y Fuentes, al toparse con la resistencia general, decidieron promocionarlo en grande, aprovechando al cantante Pedro Infante, para quien ya habían escrito infinidad de canciones rancheras. En aquellos días, la marca Pedro Infante era capaz de vender lo que fuera. Desde su grabación inicial, el bolero ranchero se colocó en el primer lugar de la popularidad con canciones como “Llegaste tarde”, “Qué te pasa corazón”, “Cien años”, “Un presentimiento”, “Tu amor y mi amor”.
Estimados lectores, como dice alguien del medio “hasta aquí”, en la siguiente colaboración continuaremos con la segunda parte de este interesante tema, muchos de nosotros cantamos en nuestra juventud y algunas veces llevamos serenata a nuestras novias con esta clase de música.
Hasta la próxima y como siempre desde el Altiplano Potosino, reciban los saludos y buenos deseos de este humilde servidor, quien pide al Supremo Caporal los llene de bendiciones.
TEXTO: PROFR. JOSE DEL CARMEN MORALES LEIJA. “EL NEGRO SANTO”. MATEHUALA, S.L.P
FOTOGRAFIAS: DIVERSAS FUENTES.