CIUDAD DE MÉXICO | Agustín Gelista García
¡Qué mejor regalo recibir del Papa Francisco para la charrería su bendición! Todo México fue testigo.
Asimismo el Papa Francisco ya tiene un hermoso sombrero charro, único, porque fue realizado en exclusiva para él, con chapetones en forma de rosas y abajo de ellos, el escudo del Vaticano, de México para él, con amor y empapados de fé, con la misma que manos artesanas moldearon tan simbólico presente, identidad de nuestra patria, de la charrería también.
Fue el Dr. Miguel Ángel Pascual Islas quien solicitó al Santo Padre derramara sobre nuestros hermanos charros y a todo el pueblo de México ése halo de luz, de fe y esperanza, para que el entorno se mantenga unido, en armonía y confiados que gozan de la protección divina; el pueblo mexicano profesa la religión que Cristo y la Virgen de Guadalupe nos heredaron como hijos «predilectos», ahora es un orgullo y honor haber recibido parabienes del Pastor de San Pedro.
Solo fue un momento sublime, 30 segundos de impacto que vivieron como representantes de la charrería y mexicanidad, la señora Isabel Rojo de Goñi, el Presidente de la Federación Mexicana de Charrería -Dr. Pascual Islas- y un pequeño vestido de charro, que juntos tuvieron el gusto de acercarse a Su Santidad y entregarle el preciado sombrero, por su conformación, el simbolismo de la cultura y tradición nuestra; ésa tradición que reconoce el Papa Francisco y enaltece al señalar, «su cultura es un patrimonio importante, riqueza de la naturaleza que afianza su identidad y lo hacen además con buenas obras».
Júrenlo que se olvidó la espera, el frío, la exagerada protección, las vallas humanas, las de fierro, todo fue saber que había culminado el saludo protocolario con el Presidente Enrique Peña Nieto, en Palacio de Gobierno, que toda la multitud volteó entusiasmada hacia el portón central, donde el Papa-móvil y su conductor se aprestó a realizar el recorrido previo con rumbo a la Catedral Metropolitana y sostener un encuentro con representantes de la Iglesia Católica, con la presencia del Cardenal Norberto Rivera Carrera.
El acto más digno de un representante se consumó. El Dr. Miguel Ángel Pascual Islas llegó solo (iba con Víctor su amigo y asistente), a la plancha del Zócalo, en tanto comitivas de charros formaron vallas de salutación y recibimiento, mostraron la riqueza de la que hizo referencia el Santo Padre; Melissa Alejandra I -Reina Nacional-, su padres -Don Alejandro y Adriana, del matrimonio Vera Torres-, más amigos, a los que el titular de la FMCh reconoce su apoyo y agradece, entre ellos al Lic. Eloy Salazar, Lic. Miguel Becerril Ortíz, el Ing. Ricardo Anaya Maldonado, las manos del maestro artesano, de todos quienes hicieron esto posible, porque la encomienda fue bien realizada y atestiguada por miles de espectadores, en la plancha del Zócalo y a través de la televisión.
Gracias a la Capitán de Corbeta Araceli López Ríos; a la Cabo Andrea Foullon Espejel por su invaluable asistencia; al General Brigadier DEM Francisco Javier García Fierro y a su estimable familia; a la Capitán Griselda Fernández; a todos ellos que hicieron posible la permanencia ahí, en el sitio idóneo, cerca del Santo Padre, era el objetivo y se logró; para todos los presentes que llenaron la Plaza de la Constitución, un halago estar con el representante de San Pedro, al escuchar el repiquetear de las campanas de la Catedral y de la ovación cerrada cuando el Papa salió a saludar y bendecir al pueblo mexicano.
Una mención muy especial para quienes gestionaron todo este acto, lleno de simbolismo y amor para el Santo Padre; Lic. Eloy Salazar, Miguel Becerril y Ricardo Anaya, porque fueron promotores del acercamiento, ellos hicieron posible asimismo la creación artística para hacerlo llegar en su visita al Papa Francisco, a quien el Cardenal Rivera Carrera dijo, «éste sí es un verdadero sombrero de charro», el Santo Padre lo tomó y se lo puso, los vítores explotaron de júbilo por lo que significa para nuestro pueblo, identidad de mexicanidad, entregada por un caballero vestido de charro, el Dr. Miguel Ángel Pascual Islas y una dama «Adelita», Doña Isabel Rojo de Goñi.