MATEHUALA | José del Carmen Morales Leija
Amigos, buenas tardes, saludos desde el Altiplano Potosino.
Como sabemos, los árabes introdujeron en la Península Ibérica caballos de buena raza. Cuando inició la conquista del Nuevo Mundo, Hernán Cortés trajo consigo diecinueve caballos los cuales pisaron tierra mexicana el 21 de abril de 1519.
Los caballos que Cortés trajo han sido considerados erróneamente como los fundadores de la ganadería equina en México, a pesar de haber sido los primeros animales llegados a estas tierras más fueron usados en la guerra que en la reproducción; además, casi todos murieron en la refriega.
Por lo tanto, esos caballos no pudieron ser los generadores de la caballada mexicana, unos porque no eran garañones y otros porque sucumbieron en la lucha.
Esta raza de caballos, lo mismo que los llevados a Perú, provenía de una famosa cría de Córdoba que para esa época ya estaba extinta.
Dicha cría se formó durante el Califato de Córdoba por cuatro garañones traídos del Yemen, que fueron cruzados con yeguas nativas españolas.
Pero ¿por qué fue posible que los árabes invadieran España? Hoy comparto con ustedes una de las más viejas leyendas españolas que se refiere a los hechos ocurridos a principios el siglo VIII, durante la monarquía visigoda y da a conocer las causas que determinaron la destrucción de dicha monarquía y la entrada de los musulmanes a España.
EL REY RODRIGO Y LA PÉRDIDA DE ESPAÑA
Witiza, penúltimo rey visigodo, gobernaba en Toledo y aunque había compensado a muchos de sus vasallos de las injusticias cometidas contra ellos por su padre y antecesor, él mismo cometió nuevos agravios que le concitaron nuevas enemistades entre sus súbditos.
Al morir Witiza (709), de los tres hijos de éste, que eran todavía muy jóvenes, ninguno tuvo el suficiente apoyo para suceder en el trono a su padre. En cambio, Rodrigo, que era gobernador de la Bética, por medio de una intriga logró ser designado rey, sin tener ningún derecho.
Apenas llegado a Toledo el nuevo rey, fue invitado a visitar el Palacio de Hércules y como había sido costumbre de los reyes visigodos, a poner un candado más a la puerta del mismo, sin penetrar al recinto, respetando la vieja tradición
Rodrigo aceptó ir; pero obligó a los guardianes del palacio a quitar los candados y a mostrarle el interior del edificio encomendado a su custodia, a pesar del azoro, de las súplicas de todos los caballeros que lo acompañaban, pues la codicia del usurpador le hacía suponer que en aquel sitio se guardarían grandes riquezas de las que deseaba apoderarse. Penetró y recorrió las salas todas y las encontró de construcción riquísima y traza maravillosa; pero no halló en ellas tesoro alguno, ni más muebles que un gran arcón en que se guardaba un lienzo pintado con figuras de hombres vestidos y armados como los árabes, y un letrero que decía: “Cuando este paño fuere extendido, hombres como los aquí representados tomarán España y serán señores de ella».
El rey y sus acompañantes experimentaron gran pavor y se alejaron con rapidez del lugar, temerosos de que por su culpa hubiera de cumplirse tal presagio…
Amigos, por esta ocasión es todo, en nuestra siguiente colaboración continuaremos con esta leyenda, por lo pronto, mis deseos como siempre, es que el Supremo Caporal los llene de bendiciones.