Marco de convivencia entre amigos charros, cierre del torneo para festejar LXXXIV Aniversario de los Regionales de La Villa el pasado domingo en el Rancho Grande de la Ciudad de México.
El dicho elocuente y emotivo de quien vivió experiencias, proyectos y dirigió a la agrupación, don Pablo Cerón Matchaín enfatizó «Regionales de La Villa vive su grandeza, no dejen que se pierda la Catedral de la Charrería, tiene gran historia que debe prevalecer por siempre»; contuvo lágrimas sinceras a sus hermanos, además por las atenciones brindadas a la familia de Rancho La Biznaga.
No quedaron atrás las felicitaciones por los éxitos, la renovación de sus instalaciones, el magno Casino y ahora un hermoso Salón de Fiestas, además de muchos proyectos en el ámbito deportivo, social e histórico.
El Lic. Cerón Matchaín abundó su comentario «con mucho agrado veo su progreso, intenciones de trabajo y realidades, es un gusto regresar a la casa donde inicié a los 16 años de edad, con Regionales de La Villa, participé, fui competidor en varios equipos, tuve triunfos, me tocó dirigir dos veces, a las adversidades supimos imponernos, les deseo lo mismo -lágrimas a punto de brotar-, porque así como viví ésa grandeza y el sabor grato del éxito, anhelo que ustedes consoliden su obra, lo han hecho muy bien».
Así estilan su convivencia los villenses con altura. Aunque no tuvieron éxito en la charreada de gala (el mano a mano tan esperado entre La Biznaga Regionales de La Villa «Verde) pero sí una gran reunión fraterna y reunida la directiva de los anfitriones encabezados por Salvador de la Llata, Lic. Jorge Eduardo Delgadillo, Ing. José Alfredo Camacho Reyna, Ricardo Mancilla, Lic. Eloy Salazar Mercado y sin faltar la soberana -Karina I-, Rosita Padilla, degustando con los señores de casa y los distinguidos visitantes deliciosos platillos, en lo que definitivamente ha de ser el cerrojazo de sus eventos de este año.
Gran ambiente en Rancho Grande
Qué grato admirar el esplendor de la Catedral de la Charrería con público entusiasta que llenó el graderío; disfrutaron mucho, se emocionaron, dieron el toque de estruendo en la realización espectacular de las suertes y al final recibieron algunos obsequios en boletos ganadores.
Atestiguaron la hermosa labor las escaramuzas Internacional y Guadalupanas que dieron rienda suelta a la fiesta y gozo en sus desplantes en el ruedo, de principio a fin.
Inició todo con ceremonia y protocolo de alto nivel, honores al lábaro patrio y la convivencia con alto calor humano.
Con 385 puntos, Rancho La Biznaga ganó la competencia bajo el formato de tres pialadores y cinco coleadores; el equipo local, Regionales de La Villa «Verde», alcanzó 281 totales.
Al fin y al cabo hubo convivencia, invitados especiales, distinguidos visitantes.
Abrió las acciones Alejandro Goñi con cala de 41 totales y el Lic. Eloy Salazar 35 para la casa, luego serían dos piales para 42 tantos de Miguel Zamora; se marcó la diferencia luego de derribar cornudos, ya que La Biznaga marchaba con 195 por Villa «Verde» con 158 de cuenta.
Iban más o menos, esforzados, entregados unos y otros, sólo que la experiencia de Rancho La Biznaga con los Cerón González -Paco y Pablo-, hicieron la diferencia desde ternas y hasta el mismo pasador -Juan Pandal-, se lució -26 puntos-, para el escuadrón visitante, le tapizaron el ruedo de prendas.
La historia muy singular, pues luego de ternas el tablero señalaba, La Biznaga, 276 y la Villa «Verde», 210, «aflojaron» un poco, lo malo fue en las manganas, en las de a pie, Francisco Cerón sólo cuajó una de 28, su hermano Pablo a caballo dos de 24 y 26 y pusieron los cartones en 359 unidades, más 26 del paso de Pandal, cerraron en los 385 totales.
Los de casa, con Juan Antonio Pandal en las de a pie y Mauricio Robledo, a caballo, sin suerte -iban en 258 parciales-, aunque el pasador Juan Fragoso le puso «picante» a su lance y le pagaron los jueces -Manuel Hernández, Juan Carlos Córdoba y Domingo Vélez-, 23 buenos, totalizaron 281 puntos muy dignos.
Al final obsequios, luego el convivio y todos felices, contentos, guiados en la locución por Juan de Dios Álvarez Ramos, la banda que no dejó de tocar y la conclusión exitosa de su torneo, en el que entregaron a La Cañada $50 mil del águila, a José Eduardo Ochoa Reyes $30 mil y a Sagrado Corazón $20 mil, asimismo a los triunfadores en el jineteo, el tradicional coleadero abierto y las demás suertes con premios en efectivo. Sin duda cumplieron y bien.